Nos pasamos la vida decidiendo. Desde lo que nos vamos a poner, o que vamos a comer,hasta las cosas más complejas como que queremos estudiar o donde queremos vivir (aunque con los tiempos que corren esto último lo veo más difícil).
Pero hay una serie de pequeñas decisiones cotidianas que tomamos cada día, de las que no nos damos ni cuenta, porque de tanto tomarlas (aunque a veces ni eso) se han convertido en una costumbre.
Por ejemplo cuando vamos a misa siempre nos ponemos atrás aunque estén todos los bancos vacíos. Y esto, ¿por qué será?. A lo mejor para pasar inadvertidos o para irnos justo rápido al acabar la misa . Algo que sucede muy a menudo, al contrario de cuando éramos pequeños que siempre queríamos ponernos en primera fila para que el sacerdote, al salir, nos regalara caramelos.
O la eterna pregunta de si ir al Mc Donald's o al Burguer King ya que en el primero las hamburguesas son mejores pero en el Burguer son más grandes y además, está más cerca de casa (aunque al final acabas comiendo en casa porque tus padres te castigan por ese examen que escondiste y que acaba de encontrar tu madre al revisar tu cuarto).
Ahora mismo, acabo de leer la entrada a mi padre y me ha comentado que no esta mal, pero que tampoco es nada del otro mundo.
Esto me ha creado una duda entre sí subir la entrada o no. Pero me ha dicho que sí tanto he hablado de decisiones este era un buen momento para tomar una y la verdad es que tiene razón. Me pongo a hablar de tomar decisiones y ya me asalta la duda.
Todos esto nos enseña que la vida es una sucesión de infinitas decisiones y que a veces lo más difícil es tomarlas. Lo que es seguro es que si tu no las tomas otros lo harán por ti.
Lo que está claro es que cualquier decisión es mejor que ninguna decisión
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Rodrigo G
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